El objetivo central de la meditación es contestar a la pregunta básica «¿Quién soy?».
Extracto del libro «Ayurveda y Meditación» escrito por la Lic. Rosana Molho y el Dr. Jorge Luis Berra, publicado en la revista Uno Mismo (junio 2012)
La paz del silencio
La meditación trae conciencia, armonía y orden natural de la vida. Despierta la inteligencia para hacer la existencia feliz, pacífica y creativa. Bajo estas líneas, dos expertos nos explican de qué manera esta práctica puede transformar nuestra cotidianeidad. Además, nos ofrecen sugerencias para empezar ya mismo.
El objetivo central de la meditación es contestar a la pregunta básica «¿Quién soy?». A esta pregunta la meditación da una respuesta que surge desde la experiencia de nuestro interior. Esto significa que la respuesta no es de tipo intelectual, al estilo de una reflexión relacionada con un tema específico. Tampoco da una respuesta unívoca como una ley general, que se desprendería de las ciencias, o un dogma religioso. Más bien como respuesta otorga una experiencia única para cada individuo, donde su historia personal, y familiar, su biotipo, sus antecedentes genéticos, sus tendencias actuales, sus deseos etc. formarán un crisol que irá tejiendo un camino único, que lo acerca a la vivencia de integración personal, y universal.
Un gran maestro contemporáneo, lo ha expresado de esta forma: «El hombre nace llorando porque no sabe quién es. En su llanto repite ‘Quién Soy’; si su vida tuvo sentido partirá con una sonrisa, diciendo: ‘Soy Uno con el Universo'». Meditar no implica un acto extraordinario limitado a ciertas personas con un gran desarrollo espiritual. Meditar es un momento de encuentro con las profundidades del ser que somos, nada tan sencillo como tan auténtico y verdadero.
Algunas corrientes filosóficas asemejan la meditación a la respiración, un acto fisiológico, imprescindible y natural, pero al mismo tiempo pasible de ser mejorado su funcionamiento, a través de un aprendizaje bien conducido. La práctica consciente y correcta de la respiración, aumenta nuestro sentido de bienestar, y la salud física y emocional.
Esta analogía es sumamente útil, y significativa. Nos muestra que por un lado, meditamos de manera espontánea sin tener conciencia de ello. Se produce en general, como un acto involuntario en momentos tocantes de nuestras vidas. Y además esta misma analogía nos dice también, que podemos aprender a meditar de manera consciente e incrementar los beneficios que derivan de un aprendizaje adecuado de una técnica, y de la práctica regular y consciente.
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