Tiempo de equilibrar la salud

Reportaje al Dr. Jorge Luis Berra publicado en la revista Uno Mismo en las ediciones de Argentina y Chile en el año 2009.

 

Esta medicina milenaria asigna al otoño una importancia especial: es la estación en la que podemos depurarnos para recibir el invierno con vitalidad

“El Ayurveda es un sistema médico que nació en la India y hoy se practica en todo el mundo, que integra en su concepción que hay una interrelación entre el cuerpo y la mente y que existe también un núcleo profundo intocable que es el área del espíritu. Es una ciencia auxiliar de los Vedas, su objetivo es mantener la salud más tiempo, o restablecer a salud en caso de enfermedad, con el único propósito de poder cumplir los objetivos de la vida. La salud por la salud en sí misma no tiene sentido. Lo que sí sabemos es que apenas tenemos un dolor abdominal, una pequeña infección, un dolor de cabeza, se nos alteran la mente y las posibilidades… Entonces, eso nos distrae de los propósitos de la vida”, así explica el doctor Jorge Luis Berra, profesional con más de 30 años de experiencia en Medicina y con veinte dedicado al aprendizaje, la práctica y enseñanza del Ayurveda, que aprendió en sucesivos viajes a la India, entre 1987 y la actualidad.

Este profesor médico cuenta que en este momento, en la India, hay registrados 466 mil médicos ayurvédicos; 2.300 hospitales con 33 mil camas; hay 194 universidades, donde entran por año 11 mil alumnos que tienen que estudiar por cinco años y medio para recibirse de médicos ayurvédicos, lo mismo que lleva recibirse de médico alopático; y hay 16 especialidades diferentes.

Desde el año 2000, la Fundación de Salud Ayurveda Prema, que el doctor Berra preside, es Centro Colaborativo Gujarat Ayurved University, una de las dos universidades de la India que determinan los estándares del Ayurveda. “Esta designación nos llegó después de que recibimos la autorización del Ministerio de Salud, del Ministerio de Relaciones Exteriores de la India, y del Estado de Gujarat. Esto es muy importante porque si bien el Ayurveda es universal, ha surgido en un lugar geográfico con una filosofía determinada, y queríamos ser respetuosos de ella -cuenta el doctor, y sigue-; en la visión de los Vedas y del Ayurveda, el profesional médico es un instrumento: no existe la idea de que el médico ‘cura’ al paciente. Ayurveda significa casi lo mismo que Biología: ‘bios’ es vida, ‘logos’ es estudio; ‘ayur’ es vida, ‘veda’ es conocimiento. Pero hay una diferencia entre estudio y conocimiento: la experiencia. El Ayurveda es la ciencia de la vida larga, plena y feliz. A partir del conocimiento de cómo es la persona, el Ayurveda diseña un plan de equilibrio teniendo en cuenta las fortalezas, las áreas de debilidad y las tendencias a la enfermedad y a la desarmonía. Las herramientas en general son naturales pero no es incompatible con la alopatía”.

El doctor Berra aclara que es importante hacer una distinción: “Una cosa es el Ayurveda como salud y otra es el Ayurveda como medicina. La primera es una responsabilidad y una posibilidad para todos; es lo que puede hacer cada uno para estar mejor. El Ayurveda médico es lo que puede hacer el médico o el profesional con título habilitante, que toma recursos del Ayurveda para curar”, dice.

Dentro del Ayurveda como salud hay cuatro pilares fundamentales: la alimentación; la actividad física, no solamente entendida como actividad deportiva; las rutinas cotidianas y la armonía mental.

El alimento: pilar fundamental

“La primera evidencia escrita del Ayurveda –que tiene por lo menos 2800 años de antigüedad- es un texto que se continúa enseñando en las universidades en la India, el Caraka Samhitâ, que quiere decir ‘la colección de Caraka’. Allí dice por ejemplo que la primera farmacia está en la cocina; no la única, pero sí la primera. También se ofrece la definición de ‘alimento’: para el Ayurveda, es todo lo que entra por los sentidos. O sea, no sólo lo que comemos sino las impresiones táctiles que recibimos, los aromas, lo que vemos, lo que escuchamos… Cuando se refiere estrictamente a lo que en Occidente entendemos como ‘alimentos’, señala que estos se pueden clasificar de acuerdo a su efecto sobre el cuerpo y sobre la mente: hay algunos que ayudan a centrar, a armonizar la mente, y son tónicos para el cuerpo, ayudan a lograr una estructura sana; esos alimentos se llaman sátvicos. Después están los rajásicos, que pueden ser potencialmente buenos para el cuerpo pero que desequilibran la mente, hacen que el centro esté afuera. Por último están los alimentos tamásicos que son inapropiados, porque desequilibran el cuerpo y la mente. Los primeros, los sátvicos, serían: la mayor parte de los vegetales, aceites de primera presión, nueces, semillas, lácteos no procesados, edulcorantes naturales… En los segundos entran los alimentos muy especiados, los alimentos con sabores ácidos intensos, el vino, potencialmente la carne, aunque ésta última también puede ser considerada tamásica. Dentro de los tamásicos están las comidas desnaturalizadas: la comida chatarra, muy refinada, con conservantes, todo lo que luego lleva a enfermedad.

De la misma manera que nosotros utilizamos el laboratorio para identificar hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, etc. los sabios se dieron cuenta que, de acuerdo a sus sabores, los alimentos producían diferentes efectos. Y hoy sabemos que hay una correlación entre los sabores de los alimentos y la composición de los mismos. Este laboratorio que todos tenemos -que es la lengua y las papilas gustativas- identifica las diferencias: los alimentos de sabor dulce ayudan a la formación de estructura de nuestro cuerpo y al mismo tiempo a la serenidad de la mente. Cuando digo dulce no me refiero a la golosina, sino a los cereales, la leche, la carne. La gente dice ¿cómo la carne? Y la verdad es que hay que echarle sal para cambiarle el gusto… En fin: en general los alimentos que tienen hidratos de carbono, proteínas y grasas tienen sabor dulce. De la misma manera el sabor ácido ayuda a fortalecer la digestión. La famosa ‘picada’: se come al principio, para aumentar el apetito no para saciarlo. Así cada uno de los seis sabores que son: dulce, salado, ácido, amargo, astringente y picante nos aportan a nosotros diferentes compuestos que necesitamos y que también van a tener efecto sobre la mente”.

-¿El Ayurveda propone seguir una dieta individual?

-No. Esto es importante. Seguir los postulados del Ayurveda no es comer como hindú, y no es comer de manera individual. Desde la primera vez que nos alimentamos con leche materna, o con la mamadera, la alimentación es un proceso de a dos. Mucha gente supone que el tratamiento ayurvédico es a través de la alimentación y que es para cada persona, y esto es un error de concepto. Primero: en el Ayurveda muy pocas cosas están prohibidas, diría una: el abuso o maltrato. Después: todo depende de la situación; hay un dicho que dice: de acuerdo a la oportunidad, el mismo elemento puede ser alimento, medicamento o veneno. El agua es alimento; para un deshidratado es medicamento; dos gotas de agua que entran en la tráquea nos hacen toser media hora, es veneno. Entonces, hay que considerar la situación antes de catalogar a un producto como bueno o malo. Y hay otra cuestión que es histórica y que conviene saber: los primeros médicos que vinieron a Occidente no tenían el título habilitante local para ejercer aquí y no conocían la fitoterapia local, entonces recurrieron a “la primera farmacia”, y por eso hoy mucha gente supone que tratarse con Ayurveda es alimentarse de determinada manera, y no hay nada más alejado de la verdad que eso.

Los alimentos sátvicos son adecuados en toda situación. Solamente en alguna situación particular uno puede preferir algún alimento que responda a una necesidad individual. Para el Ayurveda también es mucho más importante cómo se come que qué se come.

-¿Qué propone el Ayurveda para los otros tres pilares?

-Bien, en cuanto a la actividad física, propone sistemas que llevan a integrar el cuerpo y la mente: podemos mencionar la ciencia hermana del Yoga, también Tai Chi, Gimnasia Consciente, Eutonía… El tercer elemento es la rutina cotidiana: a qué hora uno se levanta; a qué hora se acuesta; qué respuesta le da a las necesidades corporales; los momentos de las comidas… En este punto, es para plantear que hay personas que se saltean el almuerzo, y arrasan con la heladera a la tarde, cuando el organismo entra en declive, y el alimento queda más tiempo en el aparato digestivo. Esto causa mayor absorción, por lo tanto mayor sobrepeso y más enfermedades… Por otra parte, también hay que decir que en estas rutinas cotidianas hoy en día influye mucho el grado de satisfacción laboral. El cuarto elemento es la armonía mental, que es lo que da estabilidad a todo el sistema; para lograrla disponemos de una herramienta que ha sido ampliamente probada científicamente, la práctica de la meditación. Todos los seres humanos tenemos la potencialidad de meditar ya que es innata. Esos serían los cuatro pilares para el cuidado de la propia la salud.

Una estación especial

“El Ayurveda da mucha importancia a las estaciones del año, y en particular al Otoño”, anticipa el doctor Berra, pero dice que antes de profundizar en este punto, debe explicar otra clave: “Los tipos constitucionales de mente y de cuerpo, que definen cómo las personas reaccionamos a los estímulos. Nosotros tenemos, por ejemplo, el reflejo rotuliano, que hace que siempre la pierna se mueva hacia delante, y creemos que tenemos ese reflejo y unos pocos más, pero la verdad es que frente a todo respondemos de manera automática. Algunas personas frente al frío reaccionan con alegría y a otras les provoca desequilibrio, y lo inverso frente al calor; hay personas que cuando tienen un problema sufren de insomnio y otras duermen más que de costumbre… todo esto nos va dando el dato de nuestro ‘tipo’. Los Vedas parten de la base de que cada uno de nosotros es único e irrepetible, pero todos tenemos elementos a través de los cuales nos podemos agrupar: los ojos, la altura, los tipos corporales…

Un coche que recién sale de una fábrica de producción, apenas es puesto a rodar va a ir a la izquierda o a la derecha, casi ninguno sale derechito. Hay que balancear las ruedas con unos plomitos para equilibrar el andar y permitir que el auto tenga una buena vida útil. Conocer la tendencia y corregirla es lo que hace el Ayurveda con las personas.

La palabra ‘dosha’ es una raíz del sánscrito que en castellano equivale a ‘dis’: dismenorrea, discapacidad, disfagia… Dosha significa aquello se pervierte o que se deteriora. Nuestra constitución dóshica lo que va a mostrar es nuestra tendencia al desequilibrio con el paso del tiempo.

Dentro de esta concepción, de cómo reflejamos frente a la naturaleza, frente a las relaciones, frente a las cosas que nos pasan, uno de los estímulos importantes a los que las personas estamos expuestos son las estaciones. Y el otoño particularmente, para todos los tipos corporales, es una estación muy importante porque hay una energía que se llama Vata que es la del movimiento, que está exacerbada en el otoño y puede movilizar todos los desequilibrios corporales. Entonces, acomodarse adecuadamente para el otoño predispone a una mayor salud durante el resto del año.

“En la época del otoño es mucho más importante comer una alimentación sátvica: son alimentos que están más cercanos a la fuente de la vida, que es el sol. Nosotros hablamos del prana y la gente piensa que es un concepto sutil, y no. El prana también lo podemos relacionar a nivel físico con al clorofila. La clorofila produce el intercambio de oxígeno y anhídrido carbónico por acción del sol y permite la vida en el planeta. En la medida que una persona consuma más alimentos que están más cerca de esta fuente, va a ser más vital. Si uno come el vegetal recién cortado, está muy cerca. Si uno come el animal que come ese vegetal, está más lejos. Y si uno come la conserva de ese animal, está más lejos todavía.

Otro concepto importante para esta época es la realización de depuraciones suaves. Nuestro cuerpo es muy noble y hace gran parte del trabajo solo, pero hay alimentos que tienen la propiedad de ayudar a la limpieza de nuestro aparato digestivo, y una mayor limpieza va a llevar a mejor funcionamiento, disminución de alergias y de enfermedades degenerativas. Los alimentos amargos, de hoja verde, negra, y las plantas medicinales tienen elementos químicos que ayudan a una buena evacuación, y a prevenir enfermedades cardiovasculares”.

-En cuanto a lo emocional, ¿cómo podemos atravesar mejor esta etapa Vata?

-Vata son dos cosas, como mínimo: es una energía -el movimiento-, y uno de los nombres de los tres tipos corporales. Pero todas las personas tenemos energía Vata. En un lugar donde hay cuatro estaciones definidas, la transición más importante es del calor al frío, que también es seco y ventoso. La práctica de automasaje, de ejercicios respiratorios (el Pranayama); la práctica de la meditación, simplemente darse un momento de tranquilidad, de contacto con uno mismo y prestarle atención más atención a la exhalación, no a la inhalación, son herramientas que pueden ayudarnos a encontrar el propio equilibrio en esta época del año.

A veces uno intuitivamente busca lo que lo equilibra. Y otras veces nos manejamos buscando aquello que nos desequilibra y funcionando como el alcohólico o el diabético, que busca alcohol, o azúcar, porque cree que es lo que necesita… Por ejemplo, las personas Pitta (más ejecutivas, de contextura intermedia, buena digestión, calurosas, de pensamiento lógico, con tendencia al enojo frente al estrés) si están desequilibradas van a tener tendencia a ponerle sal a la comida antes de probarla; equilibradas, van a preferir alimentos frescos, más amargos, más dulces en el sentido más amplio. Las personas Kapha (más sólidas, más estables, con digestión lenta y tendencia al sobrepeso) cuando están equilibradas, van a tener tendencia a buscar alimentos más calientes, que les faciliten la digestión y les aligeren el cuerpo; desequilibradas, van a buscar el dulce excesivo que las lleve a aumentar su tendencia al sobrepeso. Las personas Vata (de constitución más menuda, mucho más movedizas, de piel seca, más friolentas, con tendencia al insomnio, a los dolores, a la constipación, a la distensión abdominal) cuando están equilibradas van a tener tendencia a comer alimentos más húmedos, más suaves, más calientes, más nutritivos, de manera más regular, y desequilibrados van a olvidarse de comer, o comer alimentos más fríos, más secos; o van a comer una golosina que rápidamente les dé calorías porque están preocupados y no pueden comer. Hay personas que tienen más tendencia a comer equilibradamente y otras más desequilibradas. Hay que autoobservarse y aprender a encontrar el propio equilibrio.

Recetas para el Otoño

Por el Dr. Jorge Luis Berra

Depuración con cuatro plantas medicinales combinadas: diente de león; bardana; llantén y cola de caballo. El diente de león y la bardana ayudan a la depuración hepática y de la sangre, también del aparato digestivo; el llantén es tónico del aparato digestivo y la cola de caballo es depuradora de la vía urinaria. Lo que se hace es una combinación de partes iguales de cada una de estas plantas medicinales y se toma una cucharada de té de la mezcla por cada taza que se vaya a consumir durante el día: 800 cc de agua, aproximadamente. Se hierve tres a cinco minutos, se deja reposar diez, se cuela y se coloca en un termo o en la heladera y se bebe cuatro tazas diarias. Conviene tomarla tibia o caliente. Se descarta el resto al fin del día. Una sugerencia es no tomarlo después de las 8 de la noche para no levantarse a orinar. Esto no lo pueden tomar embarazadas.

Para las mujeres también se puede hacer en la segunda mitad del ciclo, después de la ovulación, para reforzar el proceso natural del organismo.

Otra estrategia del Ayurveda es el masaje. El automasaje puede ser completo o abreviado. La sugerencia es realizar un automasaje completo (diez-doce minutos) una o dos veces por semana y el abreviado (cinco minutos) todos los días. El masaje realizado a la mañana ayuda a enfrentar el día de mejor manera; a la noche ayuda a descargarse de las tensiones acumuladas. Siempre remarcando el carácter flexible del Ayurveda, Berra remarca: “lo mejor es hacerlo en el momento que uno pueda”. El médico explica que nuestra piel está directamente vinculada con el sistema nervioso, por eso el masaje es una técnica que ayuda también al equilibrio mental. Se trata de friccionar la piel, no de presionar los músculos: un automasaje nunca tiene que producir dolor. La fricción puede ser más intensa o más suave, más rápida o más lenta, según prefiera cada uno, e incluso es muy probable que varíe de un día a otro. La estrategia básica para este automasaje es: en las extremidades a lo largo, y masajes circulares el doble de tiempo en las articulaciones. El abreviado recorre: las manos, los dedos, las muñecas, los antebrazos y los codos; después la cara, las orejas, el cuello y de las rodillas para abajo. En el completo se agregan los brazos, los hombros; suave fricción circular en el plexo cardíaco en el sentido de las agujas del reloj; intensa fricción en el abdomen también en el mismo sentido, y por último la zona lumbar.

Las personas que son friolentas pueden usar aceite de sésamo para ayudar a la fricción; las calurosas, aceite de coco. Treinta centímetros cúbicos sirven para dos o tres automasajes completos.

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